11.4.24

Los jóvenes necesitan humor y sonrisas para su futuro



La realidad de nuestra juventud actual es laboralmente dura, si la comparamos con la nuestra. Nuevos tiempo y nuevas realidades a nivel global.

Pero a esa realidad hay que oponerle un toque de humor no para reírnos, sino para sonreír mientras buscamos soluciones. No son nada fáciles las soluciones si estamos tristes, apocados, hundidos, pesimistas.

Debemos seguir creyendo en nosotros mismos siempre, más cuando las patadas vienen a los intestinos. Prohibido hundirse. 

Cuando se es joven, sobre todo, queda por delante todo el tiempo del mundo. Es posible que lo que hoy vean una asquerosidad puede transformarse en una oportunidad con pequeños cambios, sobre todo en la formación.

Un trabajo ya no es para toda la vida, un oficio tampoco. Admitir eso y prepararse para eso es fundamental, así que sí, tienen que diseñar el futuro, su propio futuro, confiando en ellos mismos.

La viñeta es de Joan Cornella.

¿Cómo le puedes dar más seguridad a tu hijo pequeño?

Un niño necesita conocer todas las posibilidades que ofrece la vida, todas las experiencias que esta nos entrega, aunque sea todavía muy pequeño. Y si no se las enseñamos, él las buscará.

Cuando las situaciones se conocen, ya no nos producen temor, o al menos no producen tanto temor.

Nada es más sencillo para dar seguridad que haber conocido (antes) algo de lo que poco a poco nos va a tocar vivir y enseñarles. 

Por eso a los niños hay que enseñarle todo lo que le rodea. Incluido lo peligroso. Ellos poco a poco van siendo más mayores, y no pueden permanecer dentro de ninguna cáscara de huevo.

Nuevos sitios, personas diferentes, pequeños dolores o molestias, todos los comportamientos de las personas que le rodean. Protegerlo en exceso es negativo. Hay riesgo, es verdad, pero es inevitable para su crecimiento interior.

—¡Mama! ¿Me va a doler?
— Pues claro que si, pero solo un poquito. Se pasará enseguida y estoy aquí para abrazarte luego. Para cogerte de la mano.

—¡Mama! Yo no quiero ir.
—Pero hay que ir, yo te acompañaré y verás que es muy sencillo.

La seguridad se trasmite con el tono de voz, con la compañía, con el contacto físico, con la propia seguridad de sus padres. Los acompañantes siempre tienen que estar seguros, pues tienen que transmitir seguridad. Y eso lo notan mucho los niños.

Y nunca les avergüences si al final ellos lloran. Llorar es natural, y hay que dejarlos que lloren hasta que ellos mismos vean que ya no es necesario llorar. 

Nunca les dejen solos en esos momentos nuevos y desconocidos, tampoco en los momentos de quejas y lloros y menos todavía les amenaces con abandonarlos si siguen con su pataleta. Calma, eso es lo que ellos necesitan.