1.8.12

Empresarios también responsables de esta crisis

Hasta antes de la crisis económica que no parece terminar nunca, las empresas que funcionaban eras las que facturaban mucho ajustando sus costes, crecían de forma pausada, producían un producto original y novedoso, atendían muy bien a sus clientes, eran empresas serias, tenían buena relación con su banco, creían en sus proveedores y en los trabajadores que formaban su equipo, aunque siempre —eso sí— intentando abusar en los sueldos y en los horarios.

Ahora no, ahora para las empresas medianas y grandes lo importante es ser bien considerado en los medios de comunicación, cotizar al alza en Bolsa, ser simpático y tener muchos Community Manager que nadie sabe bien qué son


Hemos cambiado el “trabajo bien hecho” por el “trabajo muy aparente”. Y así de mal nos va. Igual es en esto en lo que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. En la forma de entender la responsabilidad de los empresarios.

Tal vez, en vez de estudiar con los codos, clavándolos en la mesa buscando estudios de mercado y la excelencia, hemos crecido a costa de invitar a los clientes a caros cócteles con cenas bonitas en el mejor restaurante de moda mientras sonreímos al tonto que compra la producción de la empresa por su presencia ante la mesa del marisco.

Nos hemos olvidado de que los realmente tontos, los que han perdido de verdad el norte en esta crisis (sin contar a los banqueros jetas ni a los políticos lelos) han sido los empresarios que no se han dado cuenta de lo realmente importante para su empresa. 

Y lo digo habiendo sido yo parte de esa equivocación de idiotas. Cuando hablamos —y debemos tomar nota para otro siglo— de que nos falta preparación, no nos estamos refiriendo a los aprendices ni a los oficiales de carga y descarga. Nos referimos desde el mando intermedio hacia arriba. A los muchos empresarios que no tienen ni pajolera idea de futuro. 

Así que venga, colegas, tenemos que volver a la escuela para aprender a no dejarnos engañar por los mercados ni por los políticos flojos ¿vale? Menos quejarnos y más trabajar.