Ayer una amiga perdió en la selección laboral. Una plaza de
trabajo en una guardería se le entregó a otra persona competidora suya. El
hundimiento fue total. Ella era peor, no lograba encontrar trabajo, siempre
perdía, la desesperación se unía a la baja autoestima.
Quien lucha puede perder, pero quien no lucha ya perdió.
Solo queda levantar la cabeza, respirar fuerte y seguir
luchando por lo que se necesita, por lo que se busca. No eres nunca peor que nadie,
eres simplemente diferente o si acaso caíste peor a la persona que hacía la selección
de personal. Algo subjetivo pues dependes de cómo son tus competidores y de la
forma de encarar la selección un profesional del que no sabes exactamente qué
busca.